Lágrimas de sal
chorrean la Barceloneta
antes de hacerse mar
para siempre, Maestro,
porque te has muerto
y no las cantarás nunca más
en trance de caer en la arena
ni de ser robadas por olas osadas.
No volverás a lanzar en órbita
tu guitarra sandunguera,
o tu frenético ventilador
o tus palmas setenteras
con que hiciste reír y bailar
a toda una era entera y llorar,
Peret, a la otra media
porque un beso no le dieras.
El día en que tú te has muerto
no te hemos mandado flores,
ni hemos creído que estabas
de parranda por los rincones;
lo que hemos hecho es bailar
tus rumbas de mil y un colores,
darle alegría a la vida,
a los versos, estrambote,
y reír como tú te reías
con ritmo, palmas y amores.
Muy bien. Muy sentido.
ResponderEliminarGracias de todos los rumberos de corazón.