Miró allí, entre sus pies separados, cómo se iba sumiendo el líquido inútil por el desagüe de la bañera. Lo hacía en espiral rápida, breve y continua, siguiendo el sentido de las agujas del reloj, de derecha a izquierda. Entonces imaginó Rosa a su antípoda gemela Lía, en algún punto austral de la tierra diametralmente opuesto al suyo, menstruando en ese mismo momento con desgana inversa a la suya, o sea, con ansia intensa quizá de emplear sus óvulos maduros del único orgánico modo que se le ocurría. Cerró entonces las piernas y exprimió el vientre todo lo posible, al tiempo que sentía correr más intensamente el desecho rojo río abajo y recordaba aquella estúpida canción católica que aprendió en la catequesis: "yo tengo un gozo en el alma, ¡grande!, gozo en el alma y en mi ser... es como un río de agua viva, ¡viva!". Desde la adolescencia, no había encontrado mejor definición que aquella para la regla: un río de agua que corre por última vez.
Apuró la ducha, se secó rápido e introdujo un nuevo tampón que cortara el flujo. Aquel control la hizo sentirse bien.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/ce/Vasija_griega_(detalle_duchas).jpg
No hay comentarios:
Publicar un comentario