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martes, 1 de abril de 2014

EN PODER DE LA SS

—Siéntate aquí —le dijo—. Y cuando ella, todavía en vilo, flexionaba las rodillas hasta alcanzar el asiento bajo, el enfermero grande como una montaña atenazaba ya sus dos párpados izquierdos con aquel par de pinzas de lubrigante que eran sus dedos índice y pulgar amarillentos, mientras con la otra mano sujetaba el frasco e intentaba verter algo del líquido en su ojo.

—Déjeme a mí, por favor —protestó la paciente, aposentada solo con medio trasero en el breve taburete desbordado de la consulta oftalmológica de la SS. 

—Si no, no acabamos nunca, señora —espetó sin dejar de porfiar el habitualmente auxiliar administrativo de Admisión, hoy reconvertido en improvisado ayudante de clínica debido a la aglomeración de usuarios—. Y al exhalar la frase tan cerca de la cara de la aquejada paciente, el hombre multiusos le comunicaba, asimismo y de regalo, una ácida vaharada de aliento embebido en coñac y ducados recién trasegados en la puerta de atrás del hospital. Él no había sacado sus oposiciones a personal laboral D para rematar administrando la mierda de las gotas dilatadoras de pupilas a viejas focas que seguro que abrían mejor el otro ojete que el de la cara. 

—¡Demonio de gorda! —acabó gritando y alertándose a sí mismo de la cólera extrema por la que se había dejado llevar—. La señora yacía exánime en el suelo tras haberse roto el inestable asiento bajo el peso de ella y el del pseudo-enfermero, pues este había acabado por subírsele encima, forzado y desgarrado la ojiva ocular hasta un palmo de apertura. La sangre le hacía resbalar los dedos en pinza como quelas de crustáceo. 




2 comentarios:

  1. Por lo normal hoy dia, hay que desempeñar variadas funciones laborales,en el mismo empleo.Esto sumado al aparente vicio del auxiliar,no podia inducir a nada mas que el accidente.
    Cautivadora la narracion,me gusto mucho.

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  2. Very nice article, just what I needed.

    my blog; kono.ro ()

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