El enviado a la Tierra, recién teletransportado de allende varias galaxias, se había leído la Wikipedia de pe a pa durante el nanoviaje, amén de haber aprendido la lingua franca llamada inglés, así como alguna de las más usadas, el español de Hispanoamérica y el chino mandarín. Entró en la IV edición Milán Fashion Week por recomendación de una revista gratuita repartida en la calle, se sentó en la primera fila eligiendo el modo invisibilidad de su sistema operativo y se acomodó sobre un mullido ejemplar de humana rechoncha y parlanchina que le resultó muy cómoda al principio, hasta que tuvo que silenciarla bloqueando su mente. Una pena que minutos después viniesen a sacarla de la sala en camilla y XP8(7.0) se quedase sin su blando cojín de apoyo.
Comenzó por fin aquello que denominaban desfile y que según sus enlaces movía al año miles de millones de aquellas fichas cuantificadas que los terrestres llamaban dinero en todas sus variedades geográficas, euros en este caso concreto. Las ejemplares que iban y venían sobre la pasarela hubiesen salido volando de haber XP8(7.0) soplado o tosido con cierta intensidad, ya que su masa muscular era apenas imperceptible, pero se contuvo para no llamar la atención y se concentró en distinguirlas. Al principio, las referencias en las que se fijó fueron los colores, pero acabó hecho un lío porque, al parecer, lo que las perchas de ojos ahumados lucían en los mareantes paseos arriba y abajo eran los tejidos que querían abrigarlas sin apenas cubrirlas. Y cuanta menos materia prima o tela contenían los vestidos, más caros resultaban y más aplausos histéricos provocaban en las gradas. Aburrid@, XP8(7.0) anotó en su chip: "Difícil de entender la gracia de los desfiles de moda tan cara que ni un cuarto de la población humana mundial puede comprarse". Se levantó y atravesó la sala y al público abarrotado hasta la salida, donde un enorme espejo le devolvió su imagen pseudohumana. Vomitó entonces en las escaleras bruñidas de color dorado jade y supo que jamás podría abandonar su misión en la Tierra, pues ya se había contagiado de aquella absurda humanidad.
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