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martes, 7 de enero de 2014

DESOBEDIENCIA ÉPICA

Caperucita Roja salió de casa para ir a ver a su abuelita. No se entretuvo en el camino, tal y como le habían aconsejado su madre y los gobernantes, sino que se fue derecha por el bosque, con su cesto y su abrigo encarnado, evitando al lobo feroz del caos que acechaba a las niñas desobedientes. Cierto que Caperucita llegó sana y salva a su destino. Cierto que ella y su abuela hablaron de pasteles y de herencias, de vecinos maledicentes y de lo que la nieta quería ser de mayor, como hacían el resto de las familias anestesiadas ante la televisión. Cierto que el depredador voraz revolucionario murió de inanición sin haber podido catar las carnes de ambas, ni de nadie de los alrededores. Mas todos los que leyeron el cuento echaron de menos la gallardía de un cazador justiciero; la sangrienta asechanza de la bestia hacia la bella; el gusto por el travestismo de muchos seres animados; y la dialéctica hegeliana entre el lobo-abuela camuflado de Estado y la niña rebelde de preguntas capciosas. Con la desobediencia siempre han nacido las mejores historias.




Ilustración de Gabriel Cortina, tomada de http://www.ediciona.com/caperucita_roja-dirpi-40386.htm

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