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miércoles, 8 de enero de 2014

LA NIÑA QUE SE DEFENDÍA PREGUNTANDO

La cría de cinco años miraba tranquilamente el televisor y hacía preguntas:

—¿Qué son anuncios?

—Pues, lo que hay en medio de las películas, lo que las interrumpe, digamos —le respondía su madre.

—Pero, yo no sé cuándo son películas o cuando son anuncios.

—Tienes razón, hija, aún es difícil para ti. Verás, cuando la película te está contando una historia, un cuento, viene el anuncio, que es otra historia o simplemente un par de frases o música, y la corta. También se llama publicidad. Después continúa el cuento.

—Ya lo entiendo. ¿Y para qué paran las historias? Es fastidioso.

—Sí, mucho, pero lo hacen para vender cosas: colonias, coches, moda... justo cuando más atentos estamos.

—¿Y por qué no avisan de que ahora va a venir un anuncio? Poniendo, por ejemplo, ¿una cinta amarilla o así?

—¿Sabes que nunca lo había pensado, bonita? Tienes toda la razón: en la prensa escrita debe diferenciarse obligatoriamente información de publicidad, pero en televisión no se hace casi nunca. Es el medio más invasivo. Y el cerebro de los niños aún no sabe distinguir las intenciones de quien cuenta una historia. A partir de hoy, veré la tele siempre contigo y te avisaré de en qué momento entran los anuncios. Pronto aprenderás, con lo lista que eres, y luego tu sola sabrás cuándo te quieren vender algo o cuando solo quieren enseñarte cosas nuevas. También en la vida.

—Vale, ahora ya vuelve Pepa Pig, mira. Ella sí me gusta y no me engaña, ¿verdad?

—Bueno, ya iremos viendo y hablando de las muchas formas de engatusar a pequeños y mayores. 



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