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martes, 19 de noviembre de 2013

CONTROLAMOS TU SEGURIDAD

El sumo gobierno había sacado a concurso-oposición cinco millones de plazas públicas de modistas-os y sombrereros-as, a pesar de que hacía décadas que no se contrataba un solo médico, profesor o magistrado estatales por la inexixtencia de recursos económicos. Estos nuevos funcionarios textiles —clarificaba en rueda de prensa sin preguntas la nariz alzada de la portavoz del Consejo de Ministros— cobrarían un salario que no superaría el SMI por elaborar en turnos de mañana y tarde los corsés, armaduras y celadas de los nuevos uniformes laborales obligatorios, de tejido ultratecnológico, que para todos los trabajadores de Ñapaes prescribía la Ley de Seguridad Ciudadana, recién aprobada. Así, al tiempo que conseguirían hacer descender el paro un punto porcentual entero en muchos lustros de crisis, de forma que el país ascendería un puesto en el ranking europeo de cola, superando por fin a la insidiosa Croacia, instalada en el 52% de desempleo; también se haría cumplir sin esfuerzo la nueva legislación que iba a impedir a cualquier empleado gritar por encima de 30 decibelios, desnudarse con malicia para protestar y/o escandalizar públicamente, así como erradicar la violencia ciudadana generalizada. Al respecto —continuaba explicando el apéndice erecto de la portavoz gubernamental—, las telas tecnológicas de patente europea, empleadas en estos uniformes, contarían con sensores dérmicos que, aplicados al usuario y su entorno, se endurecían como el acero o emanarían  reiteradas descargas eléctricas, accionados por el ruido o bien por la ansiedad nerviosa, caso de manifestantes, líderes sindicales, activistas sociales o feministas de regla. Por el contrario, en situación de calma o ataraxia mental del individuo, la tela permanecería suave como la seda y muy agradable al tacto. Como ventaja, podía lavarse a mano o a máquina. A la vista de los resultados, se estudiaría prescribir estas prendas no solo para asalariados, sino para cualquier ciudadano mayor de edad y sospechoso de inestabilidad emocional.

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