Necesitaba algo para esa noche. Era sábado, no podía volver a poner la ropa que sus amig@s ya le habían visto en alguna ocasión. Y si trabajaba sus buenas ocho horas diarias a rajatabla, sería para gastar la pasta en lo que le diera la gana, ¿no? A ver esta blusa..., demasiado naïf para su estilo. Bien, se llevaba doce prendas, seis podía pasarlas directamente, las otras se las dejaría a la chica del probador, que ya la conocía, y que se las fuese dando, así no tendría que vestirse y desvestirse dos veces más. Uf, ya eran las 16.30 y tenía que fichar a las 17.00 en el súper. ¡Joder! Este vestido rojo houston de cuello halter le quedaba de muerte, pero necesitaría unas bombas de tacón... en mandarina, sí. Había visto unas a la entrada. Genial. El bolso, le valdría el clutch de su madre, vaya, pues tendría que mandarle un whatsapp para que no se lo pusiese hoy, si no... ¡Mierda, no tenía saldo! Pediría un adelanto a Vodafone. Listo.
Al final, se llevaba el vestido, los zapatos naranja y el chal de red. ¿Cuánto sumaba? Sesenta euros. ¡Qué ganga! Uy, sólo tenía en la cuenta cincuenta y nueve, ojalá que no hubiera buena conexión en la tienda y el tpv no le leyera el saldo. Que le quitaran después el interés, que ya cobraba el lunes... ¡¡Síííí!!! Ha pasado, !qué guay! ¡Las 16.5, que no llego al chollo! Por cierto, ahora que lo pensaba, ¿no tenía aún sin estrenar un vestido rojo? Ah, no, ese era rojo rusia.
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