Buscar este blog

lunes, 29 de julio de 2013

EL MUERTO NÚMERO 80

El reportero toma la palabra cedida desde la redacción central. El plano invariable desde hace tres días se repite todavía una edición más: vista superior de las vías del tren en la curva del siniestro, ramo de rosas blancas a la izquierda encajado en la valla que separa los raíles de la zona de uso peatonal y, en el centro, un conocido reportero de riguroso luto vistiendo nívea camisa y traje cuervo, a juego con el crespón que cuelga de la diestra superior de la pantalla y ya semeja un premonitorio logotipo de la primera cadena pública del país. Solo un mechón libre del flequillo engominado del hombre se permite salirse del guión para aletear junto al frío Nordés gallego. 
—Buenas tardes, compañeros. De nuevo, desde el tristemente famoso lugar de Angrois, punto de descarrilamiento del tren Alvia el pasado miércoles 24 de julio, el siniestro donde han perecido hasta el momento 79 personas, queremos comunicarles el nombre del fallecido número 80: la cadena pública de televisión. La primera y el Canal 24 Horas, pagados con dinero de todos los ciudadanos y dotados con presupuestos astronómicos y un cuadro de personal pseudofuncionarial, a prueba de despidos, no puede continuar compitiendo, ni en credibilidad ni en cercanía, apenas con cadenas más modestas, privadas, o siquiera con las aportaciones voluntarias de información que ofrecen redes sociales desinteresadas como Twiter. En nombre de todos mis compañeros, pedimos perdón a las víctimas, a sus familias y amigos, así como a toda la población del estado, por haber emitido imágenes de otro tren siniestrado en otro año y en otro lugar sin haber avisado a los espectadores; por haber obviado nuestro deber informativo en la práctica totalidad de la noche del suceso y haber continuado con Comando Actualidad; por no haber podido contactar con ningún desplazado de nuestra cadena en el lugar del suceso, pese a contar con un centro territorial en cada provincia o ciudad principal del país; por mendigar como movatos información a cualquiera que gustase llamar sin apenas recordar publicar los teléfonos para consultas de los familiares; por esperar a que lleguen los precarios de España Directo al día siguiente para que pringuen el tiempo necesario en la zona cero; por tratar de acallar nuestra mala conciencia poniendo luto de viuda alegre; y por estar más obsoletos que una peineta de nácar. Por todo ello, solicitamos la autoextinción merecida e instamos al espectador a que abandone la búsqueda de las verdades  editadas y abogue por la realidad directa, relativa, caleidoscópica, de cientos de miles de ojos internáuticos con los que su juicio tendrá que lidiar.

In memoriam a las víctimas de Angrois. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario