TUS TRIPAS

-Pero, es que no sé de qué me hablas. De verdad.

-De la votación que se está celebrando, del 23 al 30. Del plebiscito ciudadano.

-Ah, yo de los Indignados, paso. Estoy tan harto de ver indignación por todos lados...

-Que ¿qué?

-¿Cómo?

-Sí, que estás harto y entonces ¿qué?, ¿qué vas a hacer?

-Nada.

-Bueno, algo sí harás. ¿Quieres que te diga yo lo que vas a hacer?

-Ah, ¿lo sabes tú? Lo que voy a hacer yo lo sabes tú, vaya...

-Vas a seguir hartándote, sí, hartándote de ver y escuchar protestas en tu sillón pagado a plazos, en tu atasco matutino al trabajo, en tu descanso de quince minutos, en tu polvo de diez una vez por semana, en tu embriaguez de los viernes, los sábados y en tu resaca de los domingos... Y cuando el lunes te digan: fuera, a la puta calle, adiós sillón, adiós coche, adiós café, cerveza, polvo y dignidad porque me sale de los cojones, entonces se te quedará la misma cara de pringado que tienes ahora, pero con menos humos. Y sólo entonces te darás cuenta de que ese barullo constante de quejas, ese runrún de fondo de barricadas, esa marabunta de protestas que oías todos los días en la tele como algo cansino que te hartaba, que no te dejaba concentrarte en tu importante cliente, en tus miserables planes de fiestorro continuo, en tu individualista vida egoísta, resulta que eran tus putas tripas clamando por el hambre futura que te espera.