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miércoles, 15 de mayo de 2013

SOLO UN ABRAZO


-¿A qué piso va?
-Al vigésimo segundo, por favor.
-Pero..., ejem, perdone, aquí sólo hai diez plantas. Esto, esto no es Nueva York, aún. Je, je...
-Pues, marque hasta el décimo, señorita, que del resto ya se encargará Él.
-Él...
-Él, sí. San Pedro me ha prometido un tránsito directo.
-Ya... Quizá... Yo... Yo creo que se me ha olvidado cerrar el coche, yo, perdone... tengo que...
-Ah, no, no puede irse. También me ha garantizado compañía en ese momento, la soledad me asusta, hágase cargo. Además, usted no tendrá que hacer prácticamente nada, solo llamar a una ambulancia o a la policía cuando... cuando suceda. Mire, ya le he anotado yo los teléfonos de urgencias, aunque, claro, ya nada podrán hacer los médicos, salvo la certificación. Tenga, tenga.
-Pero, bueno... si usted y San Pedro lo han ajustado todo al milímetro, podrían haber concertado también la compañía de alguien conocido, un familiar, un amigo...
-Solo se tiene la certeza del momento, no de las circunstancias.
-Bueno, abuelo, vamos al diez, y que sea... lo que tenga que ser. Déme su brazo, por lo menos, que estos ascensores antiguos dan muchos saltos.
-Gracias. ¿Lo ve, como era usted la persona adecuada? Mis hijos hace años que no me abrazan.



2 comentarios:

  1. Je! Muy bueno... y tan breve, casi un haiku :)

    PTB

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  2. Uff!! me encanta este cuento...!! me encanta, de verdad!! muchas gracias, disfruté mucho leyéndolo, saludos, comparto aquí y en facebook

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