Imagen: http://rosamariaartal.files.wordpress.com/2011/12/julia_schneider_ganadora_concurso_elite.jpg?w=600
Daba miedo mirarla. Y eso que salió su foto en todas las páginas de diarios de información general y, por descontado, en todas las revistas de tendencias y webs del mundo entero para que precisamente la admirásemos. Pero daba miedo, palabra; miedo. Una chiquilla de quince años, rubia, sueca y la modelo del futuro por más señas, que seguramente ataviada a su propio gusto fuese una adolescente preciosa, aunque demasiado delgada (eso lo advierte cualquiera que no esté enganchado a la dieta Dukan); ante los focos-fauces de la moda semejaba, la pobre, un esperpento de mujer. Los ojos, ennegrecidos con una sombra oscura que últimamente parece una peste medieval contagiada sin remedio y extendida por todas las pasarelas europeas; el escote del vestido negro mostrando, claro, lo que no hay _ahí debe de residir la gracia del asunto, en ver el esternón_; y además, la ultrapalidez de la niña destacando mortalmente por encima de todas las otras como en esa saga de películas vampírico-adolescentes que todo lo enfría. Un poema parodia de Poe.
Daba miedo mirarla. Y eso que salió su foto en todas las páginas de diarios de información general y, por descontado, en todas las revistas de tendencias y webs del mundo entero para que precisamente la admirásemos. Pero daba miedo, palabra; miedo. Una chiquilla de quince años, rubia, sueca y la modelo del futuro por más señas, que seguramente ataviada a su propio gusto fuese una adolescente preciosa, aunque demasiado delgada (eso lo advierte cualquiera que no esté enganchado a la dieta Dukan); ante los focos-fauces de la moda semejaba, la pobre, un esperpento de mujer. Los ojos, ennegrecidos con una sombra oscura que últimamente parece una peste medieval contagiada sin remedio y extendida por todas las pasarelas europeas; el escote del vestido negro mostrando, claro, lo que no hay _ahí debe de residir la gracia del asunto, en ver el esternón_; y además, la ultrapalidez de la niña destacando mortalmente por encima de todas las otras como en esa saga de películas vampírico-adolescentes que todo lo enfría. Un poema parodia de Poe.
Pero, ¡ojo a los catálogos de juguetes de este año!: las
muñecas preferidas de crías de menos de diez años son unas elementas que
duermen en ataúdes, visten de góticas absolutas y, o son lobas o muertas, o
zombies estupendísimas. Ni las hijas de Zapatero se libraron.
A mí me parece bárbaro que las chicas se vistan de lo que
les dé la gana, pero, cuidado, que se vistan ellas, no que las vistan. Sabemos
que es muy difícil no dejarse influir por las tendencias que marcan las grandes
firmas que tienen dinerito para justamente metérsenos en el coco y en el
armario. Y la imagen de esta pobre niña zombie sueca me recuerda aquella
reciente polémica de la innombrable revista de ultratendencia _de cuyo nombre
no quiero hacer mención_ que sacaba niñas-niñas, o sea, de menos de diez años,
cubiertas de pieles, terciopelos o joyas como calabrotes, con miradas lánguidas
y cepillos de lavar los dientes metidos bajo el moflete sugiriendo perversas mamadas.
Ciertamente dan asco, y por eso, propongo que en lugar de hojear/ojear esas páginas
de sexualidad transliterada, vayamos a admirar, directamente y sin ambajes, las
conas dibujadas por nuestros antepasados rupestres en el Camarín de las Vulvas de las Cuevas de Tito Bustillo en Ribadesella (Asturias). El sexo ya fue arte hace muchos
millones de años y en Galicia tenemos una cantiga para celebrar tal maravilla
de la humanidad que otro día cantaré,
pero que empieza así:
"Se voasen as coniñas…"
tambien es responsabilidad nuestra,de los adultos q eso no suceda,esa chikilla,tiene madre por lo cual la responsable que esa niña este donde y como esta es responsabilidad de sus padres...si los padres no fomentaran comprando esa moda no seria redituable por tanto a los diseñadores no les seria tan facil venderles a las jovencitas ese producto,,,,q dicho sea de paso dista mucho de ser algo q ponga en valor al sexo femenino
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, Betty
Eliminar