Buscar este blog

lunes, 26 de mayo de 2014

EN NEGRO

Cuando seis millones de paisanos suyos estaban al otro lado de la temible raya divisoria que significaba no poder pagar facturas, ir a pedir comida al banco de alimentos, acudir a sucesivas dinámicas de grupo donde competir en empatía, efectividad, resolución, dinamización y todas aquellos conceptos ya vacíos sin una nómina detrás que los sustentase, el funcionario seguía haciendo diariamente horas extra en cualquier empresa privada que lo aceptase en negro. No importaba que fuese festivo, domingo o su aniversario de boda. No tenía más afición ni objetivo en su miserable existencia que ver crecer el dinero sumado en su cuenta corriente, puesto que también carecía de hijos propios o algún heredero a quien dejarle el capitalito ganado como un zombie laboral. Tenía ya sesenta años, había conseguido a los treinta y tantos su puesto fijo gracias a un enchufe que agradecía religiosamente cada plebiscito con su voto vendido, y hacía ya alguna década que gastaba, incauto, unos flamantes cuernos bajo la gorra gastada de conductor de autobús. 

Un domingo cualquiera paró el vehículo junto a la marquesina de la última parada de aquella jornada. Iba mascullando maldiciones porque al día siguiente comenzaba sus vacaciones en el ministerio y no había conseguido encontrar una firma alternativa donde emplear todo su mes de inacción. Subió un joven de los que él solía llamar peludos, de esos que quizá tengan treinta o veinte años bajo la eterna camiseta con vaya usted a saber qué mensaje, pero que dicen palabras raras con seguridad y aplomo. Estudiados, vamos. Tras abonar el importe le enseñó un carné con la palabra Inspección de Trabajo estampada en el medio y medio del rectángulo y le pidió la identificación. Mientras el conductor se negaba a dársela o a facilitarle su nombre, se veía a sí mismo devolviendo al fisco toda la plata de una enorme multa en sacos de monedas de a un euro que lo sepultaron en una tumba en la tierra. Nunca tuvo que oír de la Administración la temida sentencia: murió de un infarto en aquella misma parada. 



Imagen modificada de http://us.cdn3.123rf.com/168nwm/patrimonio/patrimonio1309/patrimonio130900014/22122341-ilustracion-de-un-autobus-o-el-conductor-conductor-del-camion-en-el-interior-del-vehiculo-visto-desd.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario