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lunes, 21 de abril de 2014

FUNAMBULISTA DE ÁNIMO TULLIDO

La cuerda tendida sobre la catarata de agua negra ondulaba arriba y abajo treinta-treinta y dos metros por encima del lecho del río Tagor, allí justo en su desembocadura mortal al mar. La funambulista soplaba cada diez segundos para volatilizar la gota perenne que se le formaba en la punta de la nariz debido a la enorme condensación ambiental y evitaba concentrarse en la mole de espuma roja  que veía sin mirar bajo sus pies diminutos. La barra transversal que debía haber portado en sus brazos, sin duda la habría ayudado a equilibrar el reto, mas ella buscaba el más difícil todavía en una carrera circense sin futuro y sin red salvadora. Así que, cuando cayó a escasos dos metros de su meta, supo que no iba a morir, pero que tampoco podría volver a lanzarse jamás al vacío de ninguna otra empresa en lo que le quedaba de vida porque solamente podría avanzar reptando, abrazada para siempre al suelo de la absoluta seguridad. Únicamente su protectora madre se alegró por ella. 


Imagen: http://lacuerre.blogspot.com.es/2009/05/le-petit-diable.html

3 comentarios:

  1. Sabela Latas Bonito relato de quien arriesga todo en pos de su gloria,aún su propoa vida.
    ¡Felicidades y saludes!

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  2. Si la mayoría avanzamos así...reptando....
    Me gusto :) Abrazos compañera

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  3. Muy interesante ......gracias por compartirlo !

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