Se toparon en mitad de la escalera de caracol. La mujer subía a suicidarse y el hombre bajaba de no haberse atrevido. Alrededor de la angosta torre de piedra ventaba el Nordeste como si quisiese meterse en su mismísimo tuétano. Ni ella enjugó el llanto que llevaba siglos embalsado, ni la frase de él expiró esta vez en sus labios.
—Tómame —musitaron a un tiempo.
Y la espiral reanudó su giro eterno.
Uuuyy, qué fantasía, solo que en el estado de ánimo de un suicida...
ResponderEliminarPTB
Buenísimo genia ! Me encantó!! :))
ResponderEliminarsaltar de una ventana del sótano. No tan lejos para caer ღ (◕ ‿ ◕)
ResponderEliminarA la luz de amor