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viernes, 11 de abril de 2014

A DIEZ METROS DEL MAIZAL

El primer tiro fortuito le aró tal surco de fuego en la enorme cabeza, que le chamuscó la pelambre y le anunció que se había acabado la paz del domingo. Pero era la hambruna lo que más lo acuciaba. Saltó al abrigo de un cercano jabino que en otro momento habría podido servirle de encame diurno, mas olió ya en el aire el sudor violento de la jauría que corría hacia él en tromba, monte abajo. 

El dorado silencio matinal había estallado ante las garras redondas de los cañones de las escopetas y las fauces afiladas en alcohol de los individuos que las empuñaban. Querían cobrar la pieza por la que habían pagado caro durante toda la larga semana de esfuerzo y sudor cotidianos, querían su salario semanal de sangre y orgía montunas, querían la cabeza del enemigo más preciado y más débil, ya fuera su mujer, su empleado temporal o su desconocido vecino peludo. 

Se echó a la carretera local, traicionera por dejar su mole bien a la vista, pero fresca aún de asfalto y, por ello, de buen agarre para sus pies y de mal rastro canino por el fuerte hedor reciente. Al rato, husmeó el idílico escondite de un frondoso campo de maíz verde y enfiló por la primera senda libre que encontró. Dos individuos salieron de la espesura y flanquearon armados el camino vallado, enfrentándolo. No podía titubear, apretó el trotre cuanto pudo; el corazón le latía a más de 135 pulsaciones por minuto y aunque se sentía débil por la hipoglucemia provocada por el ayuno, necesitaba comer, embestirlos para resistir. Concentró toda su energía en el potente morro mientras oscilaba instintivamente en la carrera y desorientaba al pelotón que lo encañonaba. Oyó cómo las piernas del hombre arrollado se partían en seco y cómo el cuerpo de este caía cual fardo al camino polvoriento, pero también vio cómo este obstáculo iba a ser su perdición. No llegó a escuchar el tiro certero que lo abatió apenas a diez metros del maizal, ni los ladridos de los perros que celebraron el final de la batida del jabalí aquel domingo.



Imagen: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9d/La_caza_del_jabal%C3%AD.jpg

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