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miércoles, 29 de enero de 2014

LENTILLAS, BRACKETS Y ETERNIDAD

Se caló las lentillas chipeadas antes de salir del habitáculo personalizado con olor a lilas y de dar rápidamente el visto bueno a su apariencia de modelo biónica, tal y como correspondía a su último trabajo temporal. Al llegar a la cinta subterránea transportadora, se colocó justo detrás de un guardia urbano con uniforme rojo sobre su exoesqueleto y bastante salido, a juzgar por sus miradas y el empinamiento de su espada oficial. Disimulando la risa, sacó un espejito de mano del brevísimo bolso y se miró los ojos. Mierda, sus iris estaban verdes como los de una gata, tal y como había programado en las lentes de contacto para subrayar una hiperglucemia de más de 200 miligramos por decilitro de sangre. Tendría que añadir una unidad de insulina, así que revolvió un rato en la imposibilidad de aquella mínima cartera de mano hasta hallar el frasquito inhalador. Su amiga Gaia, con brackets y pecas de veinteañera, se sumaba en ese instante a la cinta. Le hizo sitio a su lado mientras inhalaba.

—¿Otra vez se te olvidó ponerte la hormona, cabeza de chorlito?

—Sí, voy a tener que comprar una memoria externa. Esto de ser bicentenaria se paga. ¿Y tú qué tal con tu dentadura nueva?

—Cállate, mona, y déjame ligar con el medio poli ese, con la barba tan cerrada es clavadito a Garibaldi... me meo en las bragas.




Imagen tomada de http://www.ortodonciaestetica.pe/los-brackets-duelen/



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