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martes, 22 de octubre de 2013

CORRIDO TRISTE DE ADELITA

Adelita nunca se había ido con otro, Adelita había sido una mujer que cualquiera debe perseguir por tierra y por mar, ya que era única e irrepetible, con ese porte majestuoso e inalcanzable que te convertía en señor del mundo entero si te miraba, lánguida, solo una vez. Adelita recibió en toda su vida miles de vestidos de seda y acudió a cientos de salones de baile siendo siempre la primera reina de todas las fiestas, además de convertirse en su gran día en la más feliz casada de la comarca.
A Adelita no se le murió el novio en la guerra, ni tampoco tuvo que ver su cuerpo tendido en la arena del campo de batalla, pues los hombres ahora ya no luchan ni por sus propios derechos consagrados, mucho menos por evitar las lágrimas de su linda dama. Porque esta Adelita, al contrario que la protagonista del famoso corrido anónimo, lloró mucho, muchísimo; lloró tanto por causa de su macho inútil...
Inútil para adorarla cuando se hizo vieja y torpe, asida a un bastón de apoyo y no a su brazo fuerte; inútil para cantarle unas rimas graciosas cuando ella cada noche se coloca los rulos sobre las canas de plata y mira de reojo por el balcón, si acaso viniera mañana a visitarla al hogar de ancianos; inútil para batirse en duelo contra la vejez y la muerte por su esposa, su amante, su compañera y, sobre todo, su hembra.
Quizá, si Adelita se fuera con otro, le iría mejor.

2 comentarios:

  1. Triste historia la de Adelita, compartida por muchas tristes mujeres que no fueron valoradas ya amadas como merecían. Me encantó. Gracias y un saludo

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