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jueves, 18 de julio de 2013

MEMORIA MUERTA

¿Qué hora será? ¿Quién será esta mujer de azul que me habla? Se parece a mi hermana Chon, pero es más fea y más amable. No le debe de gustar que le toque la cara porque ya me ha apartado la mano varias veces. Y yo sólo quiero jugar como cuando éramos niños a quitarle la nariz y volver a ponérsela, pero ella ya no se acuerda o está enfadada. Yo tampoco voy a hacerle caso alguno a lo que me diga... Mira, toda mi ropa tiene un nombre: Pablo. Me suena ese nombre. Claro, mi padre se llama así. Está en el interior de las mangas de la camisa, en cada calcetín, también en los calzones, que lo he visto escrito cuando me los ponen. ¿Por qué mi padre ha firmado mi ropa? ¿Será que yo soy mi padre ahora?
No quiero comer nada. Se lo voy a dejar claro a esta falsa Chon escupiéndole la plasta esa verde de mierda en la puta cara. Ahí tienes, puerca, ya no juegas conmigo. Me voy a portal mal, como cuando éramos pequeños y tú no podías enfadarte nunca conmigo de lo que me querías... ¿O era mamá quien me decía que me quería más que a nadie en el mundo, mucho, mucho, como la trucha al trucho...? 
Se va. Ahora se va apagando la luz y no volverá nunca más, como mamá se marchó también con la cara manchada de verde por la muerte que se le vino encima. Verde que te quiero verde. A Lorca también lo mataron cuando bailaba la luna en la plaza de la Casa de Bernarda Alba. 

-Buenas noches, Pablo. A ver si mañana se porta usted un poco mejor.
-Buenas noches, Chon. Y no le digas a papá que mamá está muerta en el estanque.

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