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lunes, 24 de junio de 2013

PERIGEO

La luna no se atrevió a cambiar de órbita aquella noche, aunque sabía que era la más propicia, la mejor ocasión en los próximos quince años que vendrían de mostrar su cara más oculta, el momento de mayor cercanía a la soñada tierra. Y eso tal vez fue lo que le dio miedo, lo que la llevó a soñar con la vieja casa de su infancia, inhóspita, desolada y asolada por la podredumbre imparable, por su propia caducidad blanca, tan enorme en ese solsticio de fuego. Pudor, agujero albino de la nada magnética, pavor a alargar los brazos en la bruma vacía y no hallar las ascuas negras de los ojos del fauno, o a hallarlos huidizos, lejanos, sin respuesta. Por eso siguió de largo, por la tangente de una curva que la llevaría disparada a vagar al infinito, por siempre... recordando aquella triste rima de Bécquer, la de las líneas eternamente condenadas a ser paralelas, la de la lágrima que asoma y no se atreve a colmar. Aquella noche  la grande luna calló, pero se estremeció arrepentida.

Imagen en http://www.hoy.es/multimedia/fotos/ultimos/122818-luna-brillante-0.html

1 comentario:

  1. oye buenisimo tu blog me aceptas una critica y no te molestas arregla tu blog por que el contenido esta buenisimo

    http://nuestromundo2050.blogspot.com/

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