GOLPE DE ESTADO POPULAR

Buenos días. Hoy, martes 4 de junio de 2013, a las ocho en punto de la mañana se ha producido un golpe de estado popular espontáneo en la nación de Ñapaes. La misma escena se repite a lo largo de todo el territorio. Ciudadanos de cualquier rincón del país, unos a pie, otros en autobuses, camiones o trenes, han llegado al unísono y tomado literalmente las sedes provinciales del gobierno, ocupando los edificios oficiales y sitiando a los responsables democráticamente elegidos. Las fuerzas de seguridad han recibido la orden de no intervenir dada la enorme multitud de opositores, en tanto el ejército se encuentra igualmente apostado en los cuarteles, rodeados por muchedumbres pacíficas que hasta ahora se limitan a permanecer en silencio y esperar, ¿qué?, nos preguntamos.

En los últimos minutos se ha conocido por fuentes oficiosas que numerosos efectivos militares y policiales han depuesto sus armas, lo que se considera legalmente como deserción, y se han sumado a las hordas ciudadanas. El presidente del Estado de Ñapaes, confinado en su despacho de la capital, se ha prestado rápidamente a parlamentar con cualquier portavoz de la revuelta que le transmita cuáles son las exigencias del nutrido colectivo, pero hasta ahora nadie ha respondido a su ofrecimiento. También las sedes de los principales medios de comunicación del país permanecemos asediadas bajo la escrutadora mirada de nuestros vecinos y paisanos, y aunque tratamos de continuar con nuestra labor informativa, nadie nos explica motivos o razones para este espontáneo golpe de estado pacífico. 

De hecho, tal escrache silente inquebrantable nos hace sentirnos absurdos en nuestro proceder habitual, nos hace pararnos a pensar por qué hemos llegado a esto, y sencillamente nos hace comprender la fuerza colectiva del reproche global, a lo que no cabe otra respuesta que el apoyo. 

Cerramos esta emisión; nos vamos con ellos a la calle. Buenos días.