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martes, 20 de mayo de 2014

VEROSIMILITUD

—Bien, buenos días, soy vuestra formadora en Escritura Creativa y vamos a empezar el taller muy fuerte, ya. ¿De acuerdo? —Sin esperar respuesta afirmativa, la docente continúa— Quiero que en diez líneas, cada uno de vosotros os inventéis ahora mismo una personalidad (ya sea fantástica, realista, absurda o como os guste) y la hagáis coherente. ¿Qué quiere decir eso? Pues, que tiene que ser verosímil —La monitora se gira hacia la pared dejando a la vista su magnífica espalda escotadísima y escribe esa palabra en una pizarra clásica, con tiza amarilla sobre el fondo verdinegro que siempre tuvieron todas las aulas del imaginario común del siglo XX; después continúa—. Hoy vamos a aprender la diferencia entre la realidad y la verosimilitud, que sigue la lógica de unas normas tácitas previas no naturales. Os daréis cuenta de que podéis ser marcianos, vegetales móviles que llegan a invadir la Tierra o sirenas humanizadas salidas del fondo del mar, lo que más os guste, pero en vuestra historia tenéis que justificar de algún modo cómo habéis llegado aquí, a esta clase aquí y ahora. Bien sea según la lógica del mundo que conocemos —que como sabéis puede ser a veces de lo más descabellado—, o bien según una lógica original que también podéis inventaros. Solo diez líneas. Vuelvo en veinte minutos que comienzan... ya. Si no tenéis papel, usad el procesador de textos del teléfono, internet, las paredes o vuestras piernas desnudas para escribir.

Al cabo del plazo estipulado, la puerta se abre y entra un señor calvo de gafas con foular y blasier de lino marrón portando un maletín de cuero natural sin teñir. Tras saludar a los sorprendidos alumnos y abrir la maleta, saca de su interior un par de libros cuyas portadas muestra a todos. En el de la izquierda, los alumnos pueden volver a ver la espalda escotada de la rubia ante el encerado y la palabra "verosimilitud" escrita en amarillo. Cuando el profesor alza el de la derecha, donde reza en letras rojas la frase "¿Qué quieres ser?, la chica de la limpieza entra precipitadamente en el aula seguida por su carrito, pide perdón por el evidente error y vuelve a salir en un suspiro. Todos se miran y comprenden: era la formadora. 


Imagen del fotógrafo Chema Madoz. http://www.lovecolors.net/2010/03/04/chema-madoz/#.U3sns9oaySM


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