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martes, 26 de noviembre de 2013

ABLACIÓN DE LA SONRISA

Supo después de años de la muerte de Lola de la Mancha que esta anciana malhumorada, sombría y creía que perpetuamente cabreada, había sido una escepcional e incluso afamada cantadora local. Al parecer, decían las crónicas que cuando ella se dignaba, por espontánea aclamación popular, a entonar unas coplas durante el descanso de la orquesta contratada para los festejos parroquiales, los mismos ángeles bajaban a la tierra a tomar nota de sus trinos, y que más de algún empresario de variedades quiso contratarla para actuaciones en teatros de la capital. También aclaraban dimes y diretes de viejos que su marido, quizá por celos, un día le cortó la espita de aquella frivolidad musical prohibiéndole volver a cantar jamás en público, y que ella, de recién casada jovial y sonriente se transformó en una sombra oscura reprimida de su natural ser que tampoco quiso arrullar con nanas a sus hijos.

Cuando pensaba en Lola de la Mancha, hija de soltera y casada con un autoritario labrador hacía menos de un siglo, veía la versión psíquica de la ablación en su propia sociedad occidental.

2 comentarios:

  1. Grandioso amiga. Me da mucha tristeza saber que es la historia de tantas mujeres. A veces juzgamos sin saber..y detrás de cada persona siempre hay alguna historia que contar. Besos

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